Introducción
“Hay que comer para vivir y no vivir para comer”
Dedicamos este libro a nuestra madre, que tantas cosas buenas, no sólo de comer, nos ha enseñado. Tratamos de mostrar nuestro agradecimiento a más de cincuenta años de dedicación y amor a su familia que dio el fruto de estos 12 hijos tan majos.
Tal vez resulte extraño que hagamos un libro de cocina de las recetas de mamá, incluso algunos de esos hermanos que se dicen “gastronómicos” todavía no se lo pueden creer. Se dice que nunca fue una gran cocinera, hasta papá siempre dice que ¡de todo menos que mamá montara un restaurante!
Si bien quizás no es una cocinera excelsa, hay que ser justos y reconocer en ella a una grandísima cocinera. No es fácil estar durante 5 décadas al pie de la cocina, teniendo la comida lista todo los días para un gran regimiento de hijos, organizar todo, que siempre alcance, para eso hay que tener el don de improvisar y repartir y no hay duda que mamá lo tiene.
Mamá cuenta que lo menos agradecido de este mundo es cocinar.
"No entiendo a esas mujeres que se pasan toda la mañana elaborando platos complicados y que luego en un minuto todo se acabe. ¡Con la de cosas que hay que hacer!"
Hemos dividido el libro en varios apartados, más que por el método tradicional de pastas, salsas, carnes o pescados, a través de las distintas épocas ya que todo estaba adaptado a ella. Como se podrá ver hay una gran variedad de recetas y muchas más que han quedado en el tintero por falta de tiempo o memoria. Es por esto que queda abierto a una segunda edición ampliada y con indicaciones puntuales de la protagonista.
Ahora ha descubierto la cocina rápida y unos de los mejores inventos para ella son el microondas y los congelados.
Ahora ha descubierto la cocina rápida y unos de los mejores inventos para ella son el microondas y los congelados.
Como siempre dice; “lo mejor enemigo de lo bueno” y con esta máxima, entre otras cosas, se permitía adaptar cualquier receta a las circunstancias, los ingredientes o los artefactos de cocina que estaban disponibles en cada momento.
Si hay que hacer una tortilla de patatas para cenar pero todavía no pudo hacer la “visita”, se ponen las patatas con un chorro de aceite 10 minutos al microondas, se saca la cebolla pochada que se había guardado congelada y listo, al volver de la visita ya casi está la cena lista.
“No he sacado las cualidades de mi madre en la cocina, pero me ha enseñado a apañármelas.
No he sido nunca muy gastronómica aunque sí que me ha sabido enseñar a disfrutar de la comida y a la creencia errónea de que un cola-cao me va a dar mucha, mucha fuerza.
Gabriela
“Recuerdo en un tiempo que todo estaba medido y tocaba una cantidad concreta. No sobraba
nada y se pedía rebañar. Alguna vez comiendo en casa ajena, se me hacían los ojos chiribitas viendo como sobraba, por ejemplo, lomo. ¿Para qué harán más lomo del necesario?”
nada y se pedía rebañar. Alguna vez comiendo en casa ajena, se me hacían los ojos chiribitas viendo como sobraba, por ejemplo, lomo. ¿Para qué harán más lomo del necesario?”
Pedro
“No me extraña que los cocinillas alucinen pero, para mí, que no tengo ningún amor por la cocina y tiendo a vaga en general, hablo de mí, no de mamá, no deja de ser un arte apañarse para, sin matarse en la cocina, y gastando poco dinero, cocinar para una recua de personas, algunas bastante poco agradecidas, y otras con un estomago sin fondo”.
Paula
Podemos dar fe de que hemos vivido y también comido muy bien.
”
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